miércoles, 27 de diciembre de 2017

LAS CUENTAS EN MATEMÁTICAS NO SALEN

El 13 de agosto de 2014, la Unión Matemática Internacional entregó la prestigiosa Medalla Field por primera vez en su historia a una matemática llamada Maryam Mizarkhani. La premiada era profesora del departamento de matemáticas de la Universidad de Stanford (Estados Unidos). Habían hecho falta 78 años y 56 premiados masculinos para llegar a este momento. Parecía que esa leyenda urbana sobre la mala relación entre las mujeres y las matemáticas era cierta. Y sin embargo, un informe de 2009 ya ponía en entre dicho esta idea generalizada en la sociedad.
El informe sobre Matemáticas y Género titulado “Género, Cultura y Matemáticas” fue desarrollado por dos investigadoras de la Universidad de Wisconsin, Janet S. Hyde (departamento de Psicología) y Janet E. Mertz (Laboratorio McArdle de investigación sobre el cáncer).

Este artículo revisaba y sintetizaba las actuales evidencias centrándose en las habilidades matemáticas al ser una pieza clave en el estudio de carreras de Ciencias, Tecnología e Ingeniería. A partir de datos actuales de EEUU y el resto del mundo, las investigadoras plantearon tres cuestiones:¿Existen diferencias de género en Matemáticas en la población en general?; ¿Existen diferencias de género para el talento en Matemáticas?; ¿Existen mujeres que posean un gran talento para las Matemáticas? Veamos brevemente cada una de estas cuestiones tratadas en el estudio.

¿Existen diferencias de género en Matemáticas en la población en general?

Las autoras del trabajo ponen de manifiesto que en la década de los años 60 y 70 las habilidades de los alumnos masculinos en Matemáticas aumentaban más rápido que el de las alumnas femeninas en torno a los 12 o 13 años de edad, creando una brecha significativa de género en el rendimiento de la escuela secundaria. Una explicación para esta gran diferencia en la escuela secundaria era que las alumnas se matriculaban menos que los alumnos en matemáticas avanzadas. A falta de esta formación, las alumnas, como era de esperar, obtenían resultados más bajos en los exámenes estandarizados a nivel estatal. Estaba fallando la base matemática, pieza clave en el desarrollo de otros estudios como química, física o las ingenierías. Sin embargo, era lógico pensar que los patrones de género habían cambiado a comienzo del siglo XXI que es dónde se sitúa en estudio. Por ejemplo, las alumnas se matriculan en Cálculo en la escuela secundaria en la misma proporción que los varones. En este nuevo entorno, ¿hay diferencias entre alumnos y alumnas en las calificaciones de Matemáticas? Para dar respuesta a esta cuestión, Hyde y Mertz toman como referencia uno estudio más reciente con datos que representan a unos 7 millones de jóvenes estudiantes de Estados Unidos. En promedio, las diferencias de género en el rendimiento estaban cercanas a cero en todos los niveles. Cuando analizaron el origen étnico, el mismo patrón de similitudes de género se encontró para todos los grupos étnicos estudiados. Por lo tanto, se podía concluir que las alumnas habían alcanzado la paridad con los varones en el rendimiento en matemáticas en los Estados Unidos, incluso en la escuela secundaria, donde existía una importante brecha en décadas anteriores.

La respuesta a esta primera pregunta echaba por tierra uno de los clichés más antiguos entre la mala relación entre las matemáticas y las mujeres. Bajo las mismas oportunidades de formación, y ahí es donde está la clave, las estudiantes femeninas respondían de forma análoga a los estudiantes masculinos.

¿Existen diferencias de género para el talento en Matemáticas?

Como ya se ha indicado, la brecha de género se había ido reducido de manera significativa en los Estados Unidos. Si el estudio se ampliaba a otros países a partir de los datos del informe PISA (Programme for International Student Assessment) de 2003 que se había centrado especialmente en las matemáticas, no se encontraba entre algunos grupos étnicos y en algunas naciones estas desviaciones de género. Todo esto hace plantear a las investigadoras en una conclusión bien distinta: la diferencia de aptitud hacia las Matemáticas se correlaciona con una serie de medidas de desigualdad de género. Por lo tanto, la diferencia de resultados en matemáticas debe ser asociado en gran parte a los factores socioculturales y no a las supuestas diferencias biológicas innatas entre los sexos. Dado que los factores socioculturales son elementos que se pueden cambiar, la solución a la diferencia de resultados está en modificar estos factores socioculturales. Como ya se verá en el capítulo siguiente, los centros educativos y las etapas iniciales de formación son una de las piezas clave en esa modificación.

¿Existen mujeres que posean un gran talento para las Matemáticas?

Si las mujeres han tenido prohibido realizar estudios de doctorado en Matemáticas prácticamente en todas las universidades del mundo antes de la década de 1890, su escasez extrema antes el siglo XX debe asociarse a que muy pocas mujeres han tenido la oportunidad de desarrollar y utilizar su talento matemático. 

Por tanto, la respuesta a esta pregunta es Sí. La aportación femenina al estudio y desarrollo de las Matemáticas ha estado presente desde Hypatia de Alejandría (400 aC) hasta la profesora de la Universidad de Stanford Maryam Mirzakhani en pleno siglo XXI. Entre una y otra podemos destacar las aportaciones de Marie-Sophie Germain (1776-1831), Ada Lovelace (1815-1852), Emmy Noether (1882-1935), Dame Mary Cartwright (1900-1998), Grace Hopper (1906-1992), Julia Robinson (1919-1985) o Marina Ratner (1938-2017). Entre las matemáticas en activo podemos destacar los trabajos de Ingrid Daubechies, Dusa McDuff o Karen Uhlenbeck. 

Tal vez el caso de Emmy Noether sea muy representativo del arduo camino que han tenido que recorrer las mujeres matemáticas a lo largo de su historia. Cuando quiso estudiar matemáticas, no estaba permitido que las mujeres se inscribieran en la universidad. Cuando por fin lo consiguió, solo podía asistir como oyente si el profesor lo permitía. Cuando consiguió terminar sus estudios y empezó a dar clase, lo hizo sin sueldo durante 7 años. ¿Cuántas personas, independientemente de su sexo, serían capaces de superar todos esos obstáculos y salir indemnes? ¿Qué hubiera sucedido si la mente excepcional de Emmy Noether hubiera podido desarrollarse sin tantos socavones en el camino? Emmy Noether gozó de una posición social y económica que le permitió aguantar “tiempos mejores” pero, ¿cuántas mujeres brillantes no gozaron de esa ventaja y se perdieron en el camino?

Conclusiones del estudio
Las investigadoras, Janet S. Hyde y Janet E. Mertz, defienden que los estudios actuales proporcionan evidencias abundantes del impacto sociocultural en el desarrollo y el fomento de las habilidades matemáticas. Por lo tanto, defienden la idea que la desigualdad de género, y no la mayor capacidad masculina, es la razón principal de un menor número de mujeres que sobresalen en Matemáticas en los niveles más altos en la mayoría de los países. Por otro lado, Hyde y Mertz defienden que como la desigualdad de género es compleja abarca múltiples aspectos como son: la propia dinámica en las aulas escolares donde el profesorado proporciona más atención a los alumnos masculinos; consejeros escolares, sesgados por estereotipos, asesorando a las alumnas en contra de cursar estudios de ingeniería; alumnas matemáticamente dotadas que no son identificadas y apoyadas; escasez de mujeres matemáticas, modelos a seguir en las carreras de matemáticas; sesgo inconsciente contra las mujeres en las decisiones de contratación; y ambientes de trabajo hostiles que conduce a mujeres calificadas profesionalmente a desplazarse a favor de los climas de trabajo más amigables.

Maryam Mizarkhani
(www.newyoker.com)
El 15 de julio de 2017, a la edad de 40 años, falleció víctima de un cáncer de mama, Maryam Mizarkhani. La única mujer que había ganado una medalla Field y que había demostrado una visión para las matemáticas única que le había llevado a una fulgurante carrera académica dejó de imaginar las soluciones para la geometría compleja y los sistemas dinámicos, su campos de trabajo. Como afirmó el rector de la Universidad de Stanford, Marc Tessier-Lavigne, “Maryam se fue demasiado pronto, pero su legado permanecerá en las miles de mujeres a las que inspiró. Era una brillante teórica y también una persona humilde que aceptó honores solo en la esperanza de que podrían animar a otros a seguir su camino. Su contribución como académica y como modelo de motivación es significativa y duradera.”

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